30 noviembre, 2010

Patinando sobre hielo

Estos días estamos con un temporal de frío y nieve que asusta. En Francia han alcanzado mínimos históricos de temperatura. En Suiza, sin embargo, los peor aún está por llegar; aunque el fin de semana pasado tuvimos un aviso bastante importante.

Nos acostamos el viernes por la noche con una pequeña capa de nieve, pero el sábado por la mañana la pequeña capa ya cubría las calles... Como habíamos alquilado el coche para el finde, no podíamos quedarnos en casa, así que a las 9:00 de la mañana salimos hacia Ginebra para recoger a Ricardo. Sobra decir que nunca había conducido con nieve. 
Fue una auténtica locura... los coches se iban en los semáforos, no subían en las cuestas, varios conductores de autobús se bajaron, calzaron las ruedas y venga... la gente a pie! Yo misma me salí de alguna que otra rotonda... la verdad es que fui bastante acojonada, aunque cuando salimos hacia Lausanne la carretera estaba más limpia y la sensación de inseguridad no era tan chunga... La vuelta... de noche, sin parar de nevar ni un momento... detrás del quitanieves... aún me da algo de miedo cuando lo pienso. 
Pero bueno, supongo que habré aprendido algo más acerca de esto de conducir: cuando haya nieve en la carretera.... nunca frenes!


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01 noviembre, 2010

La malota del CERN

Llevo solo una semana por estos lares suizos, y ya he tenido un primer encontronazo con la autoridad local. Bueno... cuando digo autoridad me refiero a un guardia de seguridad, y cuando digo local pues me refiero al de la entrada del CERN.

Y es que hoy, al mediodía, iba yo con mi bici enorme a comer a casa. Se ve que medio personal del CERN decidió salir a comer a la misma hora que yo, así que en la puerta de salida había una cola larguísima de coches. Como tampoco se puede decir que sea una experta en circulación con vehículo autopropulsado de dos ruedas, no quise meterme a adelantar a los coches, que estos franceses están muy locos e igual me atropellaban. Por el contrario, la puerta de entrada estaba bastante vacía, signo inequívoco de que la comida del restaurante del CERN no es ninguna maravilla.

Así que, ni corta ni perezosa, me dirigí a la puerta de entrada para efectuar mi salida del recinto. Cual fue mi sorpresa, cuando un joven con gorra y mala cara se dirige a mi con evidentes señales de enfado: "....pas.....sorti..." (la parte no transcrita, no pude descifrarla, sin duda por la mala vocalización del oficial, en ningún caso por mi desconocimiento absoluto del francés). Con el civismo que caracteriza a todo aquel que es extranjero por aquí, me disculpé diciendo "Oh" (eso sí, con acento francés) sin dejar de pedalear.

Tan grave debió de ser mi falta, que cuando volvía después de comer, otra vez con la bicicleta, el guardia de la puerta no solo no me pidió la identificación, sino que me recalcó, con gestos y todo, que la puerta por la que estaba ahora mismo entrando no debía utilizarse para las salidas.

Así que sí, amigos míos, ya estoy fichada por el tio de la puerta... espero que no me extraditen!
Un besazo enorme a todos!

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